"Yo no soy como vosotros"

Esto nos lo ha dicho, con mucho aire, nuestra hija alguna que otra vez.

Y es verdad que no somos iguales, claro.

Pero cuando nos ha dicho eso, a pesar del tono de altivez, ha sido en momentos de mucha frustración para ella: cuando no conseguía concentrarse para hacer un ejercicio, cuando se cerraba y se comportaba de forma egoísta, cuando le sobrepasaba nuestro cariño...

Ya ha pasado un año desde aquel primer día que la vimos aparecer detrás de una carpeta, llevando un vestido que decía "Guapa".

El cambio que ha dado en este tiempo ha sido asombroso. En muy poco tiempo, ha aprendido a reconocer lo que siente (aunque sólo sea hambre) y a dominar su actitud. Tanto, que a veces me da miedo. ¡En serio! Y aunque de vez en cuando tiene alguna crisis de lealtad, también ha aprendido a querer y a dejarse querer.

En vez de alejarnos con ese "yo no soy como vosotros", me dice "todos los besos que me das son pocos."

Una señora le dijo a mi madre que cuánto se le parecía su nieta. Y un amigo nos ha dicho que físicamente se parece un poco a R pero que ahora tiene mis gestos. Poco a poco, como todos los niños, va reflejando lo que ve a sus figuras paternas... Pero lo mejor de todo es que está empezando a ser verdaderamente como ella misma.


4 comentarios:

¡Gracias por tu comentario!
Por favor:
mantén el buen ambiente, dando tus opiniones sin herir ni juzgar;
déjanos mantener nuestra privacidad, evitando escribir nombres y lugares relacionados con nosotros.
Moderamos los comentarios así que pueden tardar en aparecer ;)